Desde 2009, Cellnex ha acometido en España un proceso de modernización y puesta al día de la red de comunicación del “Servicio de Socorro y Salvaguarda de la Vida Humana en el Mar”.
Una fría noche de abril de 1912 se hundía el que por aquella época era el mayor barco del mundo nunca antes construido: el Titanic. Un acontecimiento que ha dejado huella en el imaginario colectivo y que sirve para ilustrar qué puede llegar a suceder cuando navíos expuestos a situaciones comprometidas son incapaces de solicitar ayuda con eficacia. Si el iceberg fue el verdugo, la falta de protocolos estándar sobre cómo gestionar las comunicaciones inalámbricas en el mar fue la puntilla.
Actualmente, el transporte por mar representa el 90% del comercio mundial, y en la última década la complejidad de las comunicaciones marítimas ha aumentado al mismo ritmo que el tráfico de embarcaciones. Por ese motivo, Cellnex —empresa que desde 2009 es responsable de la comunicación de la red de salvamento marítimo española— ha acometido un proceso de modernización y puesta al día de toda la red para mejorar la conectividad. El objetivo es “que la comunicación se beneficie de las mismas ventajas tecnológicas en el mar que en tierra”, señala José Manuel Platas, ‘country head of’ Customer Services de Cellnex. Porque, aunque muchos pensaron que los teléfonos móviles desbancarían otros sistemas usados en las embarcaciones, la realidad nos demuestra que, a día de hoy, no es viable. El alcance de estos dispositivos es vulnerable debido a que dependen de la cobertura, que va reduciéndose conforme más distancia hay entre el mar y la tierra.
Las nuevas tecnologías permitirán aumentar el tráfico de datos a bordo de los buques, entre buques y entre el buque y la costa
En este sentido, Platas pone el foco en sistemas como el VDES (VHF Data Exchange System) o el 5G, que permitirán aumentar el tráfico de datos a bordo de los buques, entre buques, entre el buque y la costa y entre las autoridades costeras y terceras partes. Además, “proporcionan cobertura de largo alcance a un coste eficiente, muy importante en las regiones polares fuera de cobertura de satélites geoestacionarios, haciendo viable la evolución hacia la navegación marítima autónoma”, destaca.
La tecnología necesaria para crear buques autónomos ya existe. Por medio de radares, cámaras y procesadores avanzados, las embarcaciones pueden detectar, de manera eficiente, otros buques y objetos flotantes, evitar colisiones y navegar de manera segura en alta mar y en zonas costeras. Pero para afrontar la inminente llegada de los barcos no tripulados, primero hay que desarrollar la ‘e-navigation’ o navegación electrónica. Un concepto que Cellnex abordó durante la presentación del Libro Blanco de las Radiocomunicaciones Marítimas, de la voz a la ‘e-navigation‘.
Cada embarcación, desde pequeñas lanchas de recreo hasta enormes buques de mercancías, comunica una serie de datos como su nombre, destino, posición, rumbo o velocidad. La lista es cada vez más larga y demanda una mayor velocidad de procesamiento para poder gestionarla en tiempo real. La navegación electrónica es una estrategia desarrollada por la Organización Marítima Internacional (OMI) para desarrollar un sistema que organiza toda esa información en un solo lugar para ayudar a mejorar la seguridad en la navegación. Un procedimiento coordinado y sistemático que aumentará considerablemente la eficiencia de los buques no solo en el mar sino también en los puertos.
España cuenta con alrededor de 8.000 kilómetros de costa —es uno de los países con mayor litoral de Europa— y las comunicaciones son un pilar fundamental para que esta ‘autopista marítima’ sea segura. Cellnex es la empresa encargada de gestionar el “Servicio de Socorro y Salvaguarda de la Vida Humana en el Mar” en la zona SAR (‘search and rescue area’) española. Platas considera que forman “parte del oído de Salvamento Marítimo” manteniendo la escucha permanente en los canales y frecuencias de socorro “para atender las necesidades de cualquier embarcación. Que pueden ser muy diversas, desde un servicio radiomédico, información relativa a la seguridad de la navegación o una señal de socorro, entre otras”.
Los marineros cuentan con “un compañero silencioso” a la espera de cualquier necesidad que pueda surgir, a través de la red de estaciones costeras distribuidas en lugares estratégicos a lo largo del litoral español. Una conexión que el coronavirus no ha podido interrumpir: “Las comunicaciones se han garantizado con protocolos de máxima seguridad, salvaguardando la salud de los trabajadores que desempeñan sus funciones en los centros de comunicaciones radiomarítimas en A Coruña, Las Palmas y Valencia”, explica Platas.
En definitiva, las comunicaciones seguirán siendo imprescindibles para explotar de manera eficiente y segura el transporte marítimo, que previsiblemente aumentará en los próximos años impulsado por la globalización. Una realidad en la que la innovación tecnológica y la ‘e-navegation’ sentarán las bases de un nuevo paradigma en la navegación, el transporte y la conectividad en el mar.
Fuente: El Confidencial