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Mientras el Corredor Mediterráneo se eterniza, el Puerto de Cartagena se ha convertido en el principal catalizador del comercio exterior de la Comunidad. La mayor competitividad de las empresas exportadoras de la Región y su entorno está, en buena parte, detrás de ese éxito.

Cincuenta millones de ingresos, de los que más de veinte figuran íntegros en el saldo de beneficios, son unos dividendos que cualquier gran empresa desearía tener en sus balances para atraer a socios, a inversores y a clientes. El Puerto de Cartagena los tiene en su hoja de servicios de 2018, por primera vez en su historia. No son las únicas plusmarcas que atesora, ya que es el quinto clasificado nacional en tráfico de mercancías y el primero en importaciones. Pero lo más relevante, según destacan sus responsables y los de grandes empresas de explotación portuaria, es que se trata del principal catalizador de la economía regional. A falta del enlace ferroviario internacional con el futuro Corredor Mediterráneo, el Puerto tiende puentes y rompe fronteras por vía marítima.

El polo energético de Escombreras es la máquina que puso al Puerto en la senda correcta, siempre en busca de más beneficios. Repsol representa entre el 66% y el 75% del tráfico portuario, con unos 23 millones de toneladas de hidrocarburos al año. El tránsito de 500 superbuques de gran capacidad (unas 300.000 toneladas) supone que todos los días haya una escala, como mínimo, para descargar materias primas y embarcar producto terminado.

Las inversiones aumentan la capacidad de atraque y de almacenaje a la espera de mejorar el transporte ferroviario; el tráfico de contenedores se debate entre la ampliación de Escombreras y la dársena del Gorguel

Cuando la compañía petrolera buscó un lugar en el Mediterráneo para una refinería «no pudo hallar un lugar con mejores condiciones», explica a ‘La Verdad’ el director de las instalaciones, Javier García-Estañ. La compañía renovó su compromiso con la construcción de la nueva refinería (C-10), inaugurada hace siete años para modernizar su producción. Supuso un gasto de más de 3.200 millones de euros y una garantía de futuro para la actividad de refino.

Ahí no acaban las inversiones de la multinacional. Ha conseguido agilizar las operaciones portuarias con hasta seis maniobras simultáneas en cada atraque. Y el oleoducto que une la refinería con la de Puertollano es un medio privilegiado para enviar al interior de España el combustible necesario, completando así el circulo virtuoso de ese gran motor industrial. En torno a su núcleo duro han florecido industrias que aprovechan algunos de sus productos. La empresa de lubricantes Ilboc anunció este año una inversión de 60 millones para ampliar su producción hasta los 1,2 millones de toneladas.

El petróleo y sus derivados lideran el tráfico y los ingresos portuarios

Ganado con destino a países árabes y limones se consolidan como mercancías al alza

«Solo con este operador y lo que genera alrededor, la Autoridad Portuaria lo tendría hecho. Pero sus responsables nunca se han conformado con eso. Han sabido ir más allá y eso ha permitido que otros operadores pudiéramos ayudar a engrandecer sus horizontes», reconoce Javier Sánchez, de la Agencia Marítima Blázquez. Esta compañía es una de las responsables, junto con la consignataria Daniel Gómez y con Ership, de la pujanza del comercio de otros productos, al margen del gas y el petróleo. Y su trabajo coordinado con el Puerto le ha permitido alcanzar los 6,5 millones de toneladas de graneles sólidos, que incluyen desde cereales hasta cemento y productos químicos.

Desde el Cono Sur

Una actividad tan diversificada complementa los resultados del Puerto. Pero sobre todo beneficia a infinidad de empresas de la Región y de su entorno, que crean empleo y riqueza en zonas de interior que, de otro modo, tendrían mayores dificultades, indicó recientemente el presidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales de Cartagena y Comarca (COEC), Pedro Pablo Hernández.

A ello contribuye la gran cantidad de productos agroalimentarios que transitan por los muelles de Cartagena. En estos días destaca el desembarco de cítricos, en especial de limones procedentes de otras latitudes, que inundan España tras ser desembarcados en el muelle cartagenero, líder nacional en esta materia. Proceden de países del Cono Sur y han multiplicado su importancia dentro del total de mercancías recibidas. En la actualidad superan las 80.000 toneladas entre mayo y octubre, aprovechando que la temporada de recolección empieza en otoño en España. La consignataria de Daniel Gómez dirige esa boyante actividad.

El tirón del combustible y los cereales

La refinería de Repsol y las industrias auxiliares que ha generado a su alrededor son el germen de la riqueza del puerto desde mediados del siglo pasado. El tráfico de graneles líquidos (25 millones de toneladas) se alimenta fundamentalmente de su actividad, con añadidos de otras empresas. Es un mercado que se mantiene firme, con algunas fluctuaciones como la del año pasado (-4,69%) . Por lo que respecta a los graneles sólidos, su aumento es sostenido y muy importante (un 13,11% entre 2017 y 2018) para alcanzar los 6,5 millones de toneladas. El cereal, el forraje (y otros alimentos para el ganado) , los productos químicos y el cemento a granel han contribuido a ese aumento. Gracias a la rentabilidad que supone este tráfico, el Puerto ha podido diversificar el comercio con otros productos mirando al futuro.

En sentido salida se mueven, cada año, más de medio millón de cabezas de ganado que la Agencia Marítima Blázquez embarca en la Dársena de Cartagena. «Hasta 2010 prácticamente no había movimiento. Pero algunos países árabes, donde hay un gran consumo de estas reses, se convirtieron en un mercado muy rentable, sin necesidad de subvenciones. Desde entonces, los embarques no han parado de crecer con destino a Libia, Túnez y Líbano, preferentemente», explica Javier Sánchez. Pese a las fluctuaciones que marca la inestabilidad de estos países, el año pasado la exportación superó las 600.000 cabezas.

El negocio turístico

Al margen del comercio de ganado, cuya magnitud solo se aprecia intramuros de los muelles, hay otro aumento del tráfico que salta a la vista casi todos los días, prácticamente durante todo el año pero con mayor intensidad en estos meses estivales. Se trata del atraque de cruceros, que cada temporada rompe su techo. Nunca se habían alcanzado las 165 escalas, una cada dos días, con jornadas de escalas triples y hasta cuádruples. El desembarco de pasajeros roza ya el cuarto de millón anual.

Si el tráfico de productos agroalimentarios beneficia a la economía regional y el entorno más cercano, el atraque de cruceros supone una auténtica bendición para la economía local. Bares, restaurantes, tiendas de ropa y complementos y establecimientos dedicados a comercializar regalos hacen su agosto gracias a las riadas de turistas que pasean por las principales calles del casco antiguo los días de crucero.

Tantos frentes positivos para el crecimiento han llevado a una catarata de inversiones en los últimos años. Acoger a varios barcos a la vez supuso ampliar el muelle de la terminal de cruceros con una inversión de 3,8 millones de euros, y recibir gaseros más grandes llevó a un desembolso millonario, también para ampliar el atraque de estos barcos. Son solo dos muestras de lo que ya está operativo, pero las infraestructuras en proyecto supondrán un salto cualitativo para dar un mejor servicio, maximizar el beneficio y continuar con la integración portuaria en el entorno urbano.

Escombreras y El Gorguel

Contar con más espacio útil ha llevado a encargar un Plan Director para valorar el desarrollo que puede necesitar Escombreras. Sobre todo si se opta por trasladar allí la terminal de contenedores que actualmente ocupa parte del Muelle de San Pedro en la Dársena de Cartagena. El proyecto de hacer en El Gorguel una gran terminal para esta modalidad de transporte acumula tanto retraso y obstáculos que se ha decido explorar esta nueva posibilidad.

Con ese proyecto en espera, la Autoridad Portuaria apostó con todas sus fuerzas por otro que también parecía inabordable, la construcción de la Variante de Camarillas, a la que ha aportado 36 millones de euros y que a principios de este año empezó a funcionar. La creación de un corredor de transporte exclusivo para mercancías a partir del nuevo trazado de ancho europeo de la Alta Velocidad y el Corredor Mediterráneo es el siguiente capítulo para ganar en competitividad y captar nuevos clientes. Pero eso aún no tiene fecha.

En el Valle ha echado a andar también el plan para crear una zona específica para el embarque de ganado vivo, con 11,2 millones de euros de inversión. Un montante que permitirá adaptar y mejorar los atraques norte y oeste del muelle Príncipe Felipe, que no solo acogerán buques para el transporte de reses, sino también para la salida y entrada de Gas Natural Licuado. El plazo de las obras es de veinte meses.

La necesidad de dar salida a los graneles líquidos (en su mayoría combustibles) por una carretera que serpenteaba por el valle de Escombreras llevó a construir un corredor -o ‘rack’- de tuberías. Es ahora cuando ha llegado el momento de prolongarlo para dar servicio a las empresas ubicadas en El Fangal, utilizando el pasillo que ha dejado libre la línea férrea. Costará 1,8 millones.

El transporte marítimo de mercancías que ya van cargadas sobre camiones u otras plataformas rodantes agiliza su desembarco, si hay instalaciones que lo permitan. Dos rampas en construcción lo harán posible, y también se ha acometido la reorganización de espacios en los muelles Príncipe Felipe e Isaac Peral, facilitando así la salida de cargamentos sobre ruedas. El último de estos dos muelles afronta, además, unos trabajos de pavimentación que costarán 1,9 millones.

El Puerto reserva una parte de sus esfuerzos inversores a reducir y reparar el impacto ambiental en su entorno. Ha destinado 1,6 millones a la estabilización y regeneración de la cantera de la Punta de Aguilones, propensa a los desprendimientos por algunas actuaciones del pasado. También se ha mejorado el drenaje de la zona gracias a la creación de plantaciones localizadas.

Una ciudad abierta al mar

La integración urbana vive una nueva etapa de reformas para conseguir que la apertura de Cartagena al mar quede definitivamente rematada. La Autoridad Portuaria finalizará en breve la remodelación integral del edificio, que albergará bares y restaurantes. Un importante grupo de la élite empresarial valenciana ya ha confirmado su presencia allí. Los locales de la antigua Cámara de Comercio también afrontan su transformación en mercado gastronómico, aunque en este caso se trata de una inversión de los nuevos concesionarios. Todo ello para que en unos meses haya allí un polo de atracción para cartageneros y foráneos en el que prime la calidad en el servicio.

La voluntad de hacer más amable para los ciudadanos la transición puerto-ciudad se ha reflejado en el pasado en media docena más de actuaciones. Los accesos a la terminal de cruceros costaron 573.000 euros; adecuar el entorno urbano de Santa Lucía supuso una inversión de 668.000, la senda peatonal a Cala Cortina costó 744.000 y urbanizar la calle del Paso del Muelle costó más de un millón.

Fermín Rol | Director de la Autoridad Portuaria

«La clave fue ampliar Escombreras»

«Con la ampliación clave de la dársena de Escombreras, entre 2000 y 2011, el Puerto se convirtió en lugar de actividad de importantes multinacionales que nos han colocado en el primer puesto industrial de España. Ahora nos toca adaptarnos a la puesta en servicio de un nuevo corredor ferroviario de mercancías que nos hará ser más competitivos y llegar a destinos más lejanos. A la competitividad le unimos la sostenibilidad y el compromiso con el entorno».

Joaquín García-Estañ | Director de refinería de Repsol

«Garantiza seguridad y competitividad»

«Dependemos del buen funcionamiento del Puerto porque para nosotros es una infraestructura clave, como vía de entrada de nuestra materia prima y plataforma para la exportación. Y nos brinda las condiciones orográficas marítimas y climáticas que necesitamos, además de contar con una plantilla de gran cualificación y muy competitiva. El de Cartagena es uno de los Puertos más seguros para la navegación de todos los que conozco».

«Un motor que crea empleo»

«El Puerto se ha convertido en los últimos años en un motor económico muy importante para la economía local y regional. Genera empleo y riqueza, en continuo crecimiento gracias a la estrecha colaboración entre la Autoridad portuaria, Aduanas, Capitanía Marítima, Ayuntamiento y servicios de inspección, con las empresas marítimas. La apuesta conjunta con trabajo e inversiones nos ponen entre los primeros de España».

Fuente: www.laverdad.es